Danza, música y lengua hermanan a pueblos indígenas en el Istmo de Tehuantepec.

 En San Mateo del Mar se reúnen Ikoots, Ikojts y Konajts; Ansían recuperar la unidad y hermandad con Santa María del Mar

San Mateo del Mar, Oaxaca. – Llegaron por mar desde el sur de la Pachamama, perseguidos por pueblos rivales de Centro o Sudamérica. Se asentaron en tierras altas del Istmo de Tehuantepec y 200 años después, (alrededor de 1490) -por guerras internas con los zapotecas- los ikoots fueron desplazados hacia una franja de tierra colindante con la Laguna Superior que desemboca en el Golfo de Tehuantepec donde habitan desde entonces. 

Eso es lo que pasó, o al menos es lo que se sabe -según datos de Burgoa y Antonio Gay- sobre la presencia de los pueblos ikoots (de San Mateo del Mar),  Ikojts (de San Dionisio del Mar) y Konajts (de San Francisco del Mar) también conocidos como “huaves”, gentilicio que rechazan por su significado despectivo según afirman. 

Foto: Roberto Ríos López

Desde su territorio han resistido los embates de intereses económicos y caciquiles que anhelan su territorio y continúan luchando por el respeto de sus derechos ancestrales, por su autodeterminación, su lengua,  sus tradiciones y para disfrutar de los derechos elementales a la educación, la salud, el agua, la vivienda digna y el respeto a su territorio.

Aquí la celebración del Día Internacional de los Pueblos Indígenas sirvió de pretexto para que por primera vez, las autoridades de los tres municipios de la cultura ikoots, Ikojts y  Konajts se reunieran en el Primer Festival de los Pueblos del Mar 2022 en un encuentro  histórico convocado por el Centro Coordinador del INPI en San Mateo del Mar.

Y es que en el pasado y en fechas recientes, en esta cabecera municipal y en la Agencia de Huazantlán del Río, diversos intereses llevaron a los habitantes a protagonizar enfrentamientos sangrientos con pérdida de vidas humanas, despojo, el autoexilio, incendio de viviendas y vehículos y una división  interna que ha acentuado el atraso y servido de pretexto para el abandono y la inacción por parte de autoridades de los tres niveles de gobierno.

En la actualidad el municipio con más de 15 mil habitantes enfrenta severos problemas para garantizar el acceso de todas y todos los habitantes a la salud, pues el Centro de Salud de la población no es funcional y carece de médicos que atiendan las necesidades básicas de la población que tiene que trasladarse (si tienen dinero) hasta el Puerto de Salina Cruz en busca de ayuda para sus dolencias, mientras un intento de hospital permanece desde hace muchos años como obra negra en el abandono.

“Aquí no hay doctor, a veces va la gente hasta Salina Cruz, al Hospital Civil pero si hay gente como no tiene dinero no puede ir allá, aquí nada más, no puede hacer nada, a veces pobre la gente muere porque no puede ir hasta allá, a veces no hay dinero y eso es lo que se necesita” dice la señora Lucina Figueroa Buenavista.

En la cabecera municipal como en las agencias, los bebés llegan al mundo atendidos a través de parteras o con servicio médico particular y las enfermedades básicas se atienden con remedios caseros, hierbas y tés como se curaron las fiebres y dolores durante el confinamiento por la pandemia de Covid-19  que no tuvo un impacto fuerte debido al cierre temporal del acceso a la población que la propia comunidad se impuso.

En todo el municipio se viven problemas similares:  además de problemas de acceso a la salud destaca la falta de agua, las fallas constantes en el servicio de energía eléctrica y las dificultades de los estudiantes para cumplir con sus tareas o asistir a sus clases a través de plataformas por internet, pues las clases siguen siendo en línea.

“Aquí necesitamos agua, agua potable, a veces se va la luz y no hay internet y los muchachos y los niños necesitan internet  y no pueden hacer sus tareas, todo eso necesitamos para ver cómo van a estudiar los niños” dice Lucina Figueroa Buenavista.

Pero este 9 de Agosto la alegría recorrió las calles con la música de flauta y tambor, con el redoble de los tambores y el sonido característico del caparazón de tortuga golpeado por las astas de venado con sonidos prehispánicos propios de las culturas indígenas de México. También se escucharon los acordes de violines y de saxofones de las delegaciones representativas de los pueblos que se hermanaron en la música, en la lengua y las danzas tradicionales.

Después de la bienvenida  con música y copal los participantes caminaron desde el acceso principal hasta la explanada del palacio municipal donde comenzó el festival con ocho grupos de danzantes e intérpretes que llenaron de alegría a los asistentes, hombres y mujeres, mientras a un costado se exhiben productos de herbolaria, artesanías y textiles de telar propios de la cultura ikoots y ya estaban preparadas las tinajas de atole caliente y dulce espuma de cacao y pinole.

Pero la alegría del encuentro no impidió  que las autoridades locales reconocieran la realidad que viven entre  pueblos hermanos y que los últimos cuatro presidentes municipales y los dos últimos gobernadores y presidentes de la República no han podido solucionar.

“Es triste ver que entre nosotros como comunidades tengamos diferentes opiniones y estar en contra de nuestra propia gente, si así vamos a estar todo el tiempo nunca vamos a progresar, debemos estar unidos siempre entre comunidades y entre municipios para avanzar…” señaló el edil de San Mateo Alberto Gijón Lobo.

Y es que un conflicto limítrofe entre San Mateo del Mar y su vecina Santa María derivó en el cierre del único camino terrestre y dejó incomunicada a Santa María desde hace 13 años, tiempo en el que habían permanecido también sin energía eléctrica por el corte del suministro en San Mateo y apenas hace dos semanas en que se concretó el proyecto de granja solar financiado por el INPI a gestión del edil juchiteco Emilio Montero Pérez.

 Ese conflicto impidió que la Agencia de Santa María del Mar, (municipio de Juchitán pero que pertenece a la cultura Ikoots) fuera invitada a asistir al Festival “para evitar conflictos”, según reconoció la Jefa del Centro Coordinador del INPI de San Mateo del Mar Aracely Gijón Silva, aunque aseguró que se ha dado el primer paso y se espera que el próximo año -cuando el evento se realice en San Francisco del Mar- pueda estar  presente Santa María del Mar.

Y aunque Santa María del Mar no asistió, estuvo presente en los mensajes de los dos presidentes municipales y en el aplauso de los presentes:

“Me gustaría que Santa María del Mar se integrara con nosotros, porque es nuestra propia etnia…nosotros no estamos en contra de ellos, queremos unidad siempre para el desarrollo”, indicó el alcalde de San Mateo del Mar mientras que el alcalde de San Francisco del Mar Pedro Enriquez Martínez coincidió al apuntar que “La enseñanza de nuestros padres es que aquí en esta mesa hace falta nuestra hermana Santa María del Mar y confiaron en que éste sea el comienzo para fortalecer los lazos que los unen “como hermanos de raza y de sangre”, mientras los presentes respaldaron con sus aplausos y sus “vivas” la postura de sus autoridades.

 “Más allá de los problemas que han generado los caciques y empresas eólicas transnacionales, anteponemos nuestra identidad como pueblos del mar” asegura Hugo Alberto Hidalgo, profesor y promotor cultural de San Mateo participante del grupo de Maliünts (malinches) en las actividades del Primer Festival de los Pueblos del Mar 2022 quien expresó que con estas acciones “se busca el reencuentro y el hermanamiento de nuestros pueblos para compartir nuestra música, nuestras danzas y nuestra lengua”.

Texto: Guadalupe Ríos