Niñas, niños y Mujeres, los más afectados por conflicto en Atatlahuca, Oaxaca

ATATLAHUCA, OAX. – Mujeres, niñas, niños y personas adultas mayores principalmente, suman cerca de 400 personas desplazadas de Mier y Terán, Guerrero Grande y Ndoyonoyuji, por el conflicto en el municipio de San Esteban Atatlahuca.

Decenas de personas se refugiaron en dos campamentos improvisados, en Tlaxiaco y Mier y Terán. Otras están resguardadas con sus familiares en distintas localidades; las familias temen por su seguridad y los niños piden no regresar a sus casas.

Cuando la niebla comienza a descender de las colinas hasta cubrir el rostro de las personas, una de ellas, reflexiona y señala la densa bruma: “Con esta niebla, no, nos daremos cuenta de donde vendrán las balas, si nos atacan”.

Una madre de 27 años de edad compartió:

“Como pudimos salimos de la casa eso de las 11 de la noche del día viernes, llegamos a unas cuevas, mis hijos lloraban porque además no traíamos comida. Apenas alcanzamos a tomar unas cosas. Eso de las cinco de la madrugada retomamos el camino y llegamos a la casa de un abuelito; todo el tiempo se escuchaban las detonaciones. Cuando se dieron cuenta donde estábamos, comenzaron a dispararnos, hasta que nos subimos una camioneta que nos trajo hasta acá”.

Recuerda que se salvó de tres balas, y junto con otras personas, perdió todos sus bienes cuando quemaron sus casas.

Otro grupo de personas desplazadas se encuentran en el campamento de las instalaciones del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) en Tlaxiaco. La mayoría son niños y mujeres, para cocinar sus alimentos improvisaron un espacio afuera del auditorio. No cuentan con sillas, ni con mesas, así que, se acomodan en algún espacio para comer.

Una vecina del paraje Xinitoo que pertenece a Mier y Terán, huyó del lugar en la tarde del sábado 23 de octubre, junto con su esposo, hijas, nueras y nietos.

Tiene 50 años de edad, su voz reflejó indignación y enojo.

“Estaba trabajando en mi milpa, cuando comenzó a escucharse los balazos. Cuando se calmó un poco, subí a mi casa, luego a la de mi prima. Desde ahí, vi como incendiaban la casa de mi sobrino, luego otras casas en Ndoyonoyuji, el incendio duro durante toda la noche del día jueves. Cuando amaneció el día viernes, seguían quemándose; eso de las seis de la mañana comenzaron las detonaciones de armas. Ya el sábado me moví a otro lugar, pero las balas continuaron, así que mis compañeros consiguieron como movernos”.

“El sábado a las 6 de la tarde, agarré lo que pude y salí con mi familia hacía Terán, llegamos eso de las nueve de la noche”, ese día, asesinaron a su compadre Isidoro Hernández. El cadáver fue encontrado cuatro días después.Al llegar a Mier y Terán, sus compañeros estaban con mucho miedo y le decían: <<Ya vienen cercando y aquí: “Ya van a entrar también, ustedes que son mujeres mejor muévanse a otro lugar. Échense a correr, por eso, me vine hasta acá”.

Estudiantes permanecen sin clases

Decenas de niñas y niños también son los más afectados en medio del conflicto que viven las comunidades de Atatlahuca. Los profesores de todas las escuelas de Mier y Terán, hablaron con las autoridades para cancelar las clases mientras que el conflicto continué.

“La semana pasada me hablaron los maestros que, por su seguridad e integridad, no podrán asistir a impartir las clases, mientras las comunidades sean inseguras” dijo el agente municipal de Mier y Terán, Pastor Sandoval.

Las clases en las otras comunidades también fueron suspendidas, por los problemas. Mientras que, los niños que se encuentran desplazados tampoco asisten a clases, sus libros, libretas y documentos se quemaron junto a sus casas.

Fotos y texto: Juana García