Doña Julia, una mujer inspiradora (Última Parte)

Doña Julia terminó vaciando todo el aceite de grasa que quedaba, comprendí que fue además de la petición de Andrés era una atención especial para mí a manera de un banquete de caviar en aceite, y es que la construcción de la felicidad y paz en las familias también están en los banquetes a pesar de la pobreza.

Doña Julia quizás no haya sido una mujer de congresos, de incidencia nacional e internacional en las políticas de Estado, pero vale la pena reconocer que cuando se dice que las mujeres indígenas hacen redes, se refiere también a que los bejucos de la vida cotidiana permiten tejer, esquivar, romper, sembrar y forjar la vida en comunidad.

Merecen muchos reconocimientos a todas aquellas mujeres que reflejan a nuestras madres, abuelas, hermanas, a nosotras mismas como tributo no sólo por nuestra irrenunciable existencia incómoda y que de esta rebeldía se ha gestado el arte de nuestra resistencia.

Son las mujeres los corazones de las estructuras de los sistemas de relaciones, son ellas quienes han alimentado a la vena de nuestras identidades y quienes nos han sembrado dosificaciones políticas ante diversos mundos que colocan a la dignidad humana como el último interés en los hechos.

También son ellas quienes desde la cocina hasta el laboratorio han tratado de romper barreras para la construcción de nuevas colectividades mas conscientes de su entorno, sin olvidar la herencia que le han dejado a las generaciones jóvenes y las venideras.

Son ellas quienes han trazados sutilmente las veredas sin retorno contra el machismo y patriarcado y en esos avances complejos, las mujeres indígenas buscan fortalecer lo colectivo ante los embates de los discursos liberales provenientes, muchas veces, de movimientos feministas de grandes corporaciones internacionalistas y, aunque no lo creamos, el colonialismo no se ha destruido sólo se ha transformado y ejemplos sobran.

Reconocimiento a nuestras antecesoras que rompieron el miedo ante sus maltratadores nativos y foráneos, por hacer frente a las violencias endógamas y exógamas  que, a pesar de ello, el camino iniciado espera a que sea andado y bailado por las nuevas generaciones.

 Así que tenemos muchos compromisos heredados para derribar los altos datos de violencia, pobreza, discriminación, racismo y hacer frente a las grandes empresas que están despojando a los pueblos indígenas de sus recursos naturales, pero que hábilmente nos muestran escenarios sembrados de futuros, pero de violencia y conflictos intra e intercomunitario.

Ahí, muchas mujeres en encuentra hoy haciendo frente, y ahí resisten con su palabra, voz, pensamiento y otras más con su sazón y dosis de la paz como la de Doña Julia; que todos los días sean para visibilizar a las mujeres y sus resistencias desde los diversos espacios.

Por: Liliana Vianey Vargas Vásquez