
“Las lenguas no se enseñan, se viven y se adquieren”, dice el lingüista Francisco Javier Félix Valdez, mientras compartió herramientas a más de 20 personas del proyecto «Abriendo surcos para nuestra lengua», a cargo de la Agencia de Noticias de Mujeres Indígenas y Afrodescendientes (Notimia), para la revitalización de las lenguas originarias desde la oralidad, en la cotidianidad de los pueblos Chinanteco, Totonaco y Ñu´u Savi.
Magdalena Peréz, hablante de Totonaco de Ixtepec, Puebla, emocionada cuenta que ya tiene pensado en los diez infantes que conformarán su grupo de enseñanza. “Yo espero que mis niños hablen por lo menos lo básico, para luego poco a poco, puedan saludar y convivir con otros niños que ya hablan la lengua, y así se vaya como una cadenita y al final tengamos muchos hablantes de totonaco”.

Aunque el Totonaco es una lengua que no está clasificada en peligro de extinción a diferencia de akchiquel, chichimeca jonaz, chocho, chuj, cochimí, cucapá y otras, de acuerdo al Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (Inali). Magdalena Peréz, indica que, en su comunidad, muchas personas de la generación de 30 a 40 años de edad han dejado de hablar su lengua, aunque le entienden, “menos les enseñan a sus hijos”.
Por la migración, muchas de las personas dejaron de hablar su lengua cuando se fueron a la ciudad, como los hermanos de Magdalena, “yo si lo hablo porque vivo en el pueblo, pero mis hermanos ya no, a unos les de pena y a otros pues si le entienden, pero no hablan”, agrega. Sin embargo, piensa que enseñarles a los pequeños es una gran oportunidad.
“Al momento que me dijeron que hay que trabajar con niños, yo, ya pensé en mis ahijados, mis sobrinos, otros compañeritos de mi hijo”, dice.
Al igual que Magdalena, otras 25 personas del pueblo totonaco, chinanteco y mixteco de Oaxaca y Puebla, asistieron a la capacitación «Abriendo surcos para nuestra lengua», a cargo de la Agencia de Noticias de Mujeres Indígenas y Afrodescendientes (Notimia), donde aprendieron algunas técnicas de enseñanza, además de fortalecer su identidad desde la lengua.

Los hablantes intercambiaron su quehacer cotidiano para mantener viva su lengua desde sus comunidades. Además, de recibir herramientas y algunas técnicas de adquisición y revitalización de la lengua, a cargo del lingüista Francisco Javier Félix Valdez y Abelardo Raúl Hernández Hernández, compositor y músico de la lengua Tu´un Savi de Pinotepa de Don Luis, Oaxaca.
El compositor Abelardo Hernández explicó a los asistentes que, la música ayuda en el interés para la adquisición de una lengua a los pequeños, “se puede hablar desde la música, las partes del cuerpo, los saludos de las y los mayores de la comunidad, colores, sobre oficios y así”.

Durante el espacio, cada grupo lingüístico pudo crear una canción corta, después una colectiva, todas cantadas en cada una de las lenguas. “A veces, a los niños les llama la atención cantar o bailar, y ahí es donde tenemos que pensar qué les gusta para que sea más fácil”, añadió el músico.
En tanto, el lingüista y experto en lenguas originarias, Javier Félix, enfatizó sobre el uso de la lengua en la cotidianidad, “creo que las maestras y maestros presentes en este curso, son personas muy sabías, porque son conocedoras de su lengua. Y al final, se ocupa que sean ellas quienes enseñen en su cotidianidad y compartan su lengua, eso vuelve útil y funcional a una lengua, y así se mantiene vivo. Entonces, no habrá necesidad de promoverla, ni de perderse, porque ya lo estaríamos hablando”.

El maestro Javier externó que las lenguas originarias se van desapareciendo por el desprestigio que existe, “un desprestigio de una sociedad intolerante y por un estado despreocupado de atender estas lenguas y sus hablantes. Y lo otro, es la funcionalidad, si no se usa, no sirve”.

El proyecto «Abriendo surcos para nuestra lengua» está basado en la recuperación y revitalización de la lengua Totonaco, Chinanteco y Tu´un Savi desde la oralidad, durante cinco meses, para infantes de las comunidades, en donde el número de hablantes se ha ido reduciendo año con año.
Texto/Fotos: Juana García