Hortencia Pérez López, indígena de Chenalhó, busca romper con las costumbres de su pueblo porque está cansada de que los hombres ejerzan violencia contra las mujeres de su entorno; un episodio de violencia marcó su adolescencia.
«Lo más difícil de ser mujer indígena es que tengo que luchar contra las costumbres de mi pueblo, vivir con un papa que ejerció violencia por muchos años contra mi madre fue una situación que me afectó, al grado de ser mamá a muy corta edad; en mi pueblo Chenalhó se acostumbra que si un hombre te ve y le gustas, va a tu casa y te pide, así sin conocerte y así de fuerte es la realidad de las mujeres indígenas”.
A través del bordado «Ch’ix Luch», que significa espina de bordado, un grupo de mujeres busca tener ingresos económicos para enfrentar la discriminación y la violencia. Hortensia es una de ellas.
“Bordo desde muy niña, quehacer heredado por mi madre. Hoy trabajábamos junto a 30 mujeres indígenas y es a través de nuestros bordados que nos sentimos liberadas y empoderadas, y decir que sí podemos hacer cosas con mucho valor, y así son nuestras piezas, hechas con mucho amor, valor y con ganas de que conozcan nuestro trabajo”.
Hortensia es clara: quieren deja de ser mujeres violentadas, al contrario, quieren ser mujeres empoderadas y reconocidas por sus bordados, porque su historia también es contada con la iconografía del bordado de Chenalhó.
Reportera: Dahira de la Cruz Ruiz