CAROLINA DEL SUR.- Marisela tiene unos 15 años viviendo en un país extranjero y todavía conserva sus conocimientos ancestrales, esos mismos, les han ayudado para enfrentar al Covid, en un contexto de temor por acudir a recibir atención médica por ser migrante indocumentada.
Por ejemplo, en una unidad habitacional en Charleston, unas 25 personas presentaron síntomas de la enfermedad, y no asistieron a alguna unidad médica. Una de ellas es Marisela (nombre ficticio), quien prefirió quedarse en casa para tratarse el Covid.
“Era la misma sintomatología; nunca me había enfermado de tantas cosas al mismo tiempo. Y otros familiares también tenían síntomas parecidos”, comentó sobre su autodiagnóstico.
“Acá es como en el pueblo (Santo Domingo del Progreso, Oaxaca). Todos nos conocemos por los años que llevamos viviendo acá; no falta quien te ofrezca su apoyo cuando se necesita, pues varios de ellos tampoco fueron al hospital por temor a no regresar a casa y dejar a sus hijos”, mencionó.
Marisela se arriesgó y se quedó en casa junto a sus dos hijos, un niño de 11 años y una niña de 12 años de edad; su esposo fue deportado a México hace 4 años.
“¿Y con quién dejaba a mis hijos; y si no los volvía ver; y si me entubaban y moría ahí? Pensé en todo, principalmente en mis niños. Aunque llevo varios años acá, todo esto del Covid es nuevo. En la tele pasa que hay muchas personas contagiadas que no vuelven a ver a sus familiares. Además, soy indocumentada, y ¿si me deportaban?”.
Ante esta situación ella recordó la medicina tradicional heredada de su madre, en especial las hierbas que sirven para aflojar las flemas como el eucalipto, la hierbasanta, la manzanilla, el limón. Así como la vinculación de la salud y la comida en el proceso de recuperación.
“Durante mis 15 días en cama, tomé tés todos los días. Algunos días té de hierbasanta con ajo; otros días, hervía la cebolla con limón. La mayoría de los días respiraba eucalipto. Recuerdo que mi madre decía que todas las hierbas calientes mejoran los pulmones. En estas semanas intenté no tomar agua fría. Esta enfermedad también uno pierde el apetito, pero tuvo que esforzarme y hacer unas tortillas. Así fui mejorando, hasta hoy”.
Aseguró que es importante acercarse a los conocimientos de las personas ancianas.
“Es complicado vivir en un lugar donde no pertenecemos y vivir con el temor de no poder regresar a casa con los nuestros”, mencionó Marisela, de 52 años de edad, y que padece de diabetes e hipertensión desde hace más de ochos años, así que forma parte de la población vulnerable.
Hasta hoy, la ciudad de Charleston registraba 14 mil 053 personas contagiadas y 238 muertes por Covid; en el estado de Sur Carolina las cifras ascienden a 119 mil casos acumulados con 2 mil 720 decesos, indican autoridades de salud de Estados Unidos.
En ese contexto, cientos de migrantes indocumentadas no aparecen en los registros, porque no han acudido a los centros de salud a realizarse la prueba del Covid.
Reportera: Juana García