En Brasil y en toda América Latina, varias mujeres negras han liderado y guiado una serie de agendas políticas para promover la igualdad racial y de género. Además de estos derechos llegar a las propias mujeres negras, contribuyen también a diversas luchas políticas de mujeres de los países del Sur global.
Desde fines de la década de 1970 y principios de la de 1980, hay un aumento significativo en el número de grupos de mujeres negras en varias partes de Brasil que buscaron formular sus propias agendas de lucha como mujeres negras brasileñas.
Varias redes fueran consolidadas, como la Articulación de Organizaciones de Mujeres Negras Brasileñas (AMNB), red actualmente compuesta por 43 organizaciones de mujeres negras distribuidas en todas las regiones de Brasil. El objetivo de esta red es promover la acción política articulada de grupos y organizaciones no gubernamentales de mujeres negras brasileñas, al combatir el racismo, el sexismo, la opresión de clase, la lesbofobia y toda forma de discriminación, para contribuir a la transformación de las relaciones de poder existentes en el país.
Esta lucha conjunta formuló un pensamiento que contribuyó para que estas organizaciones estuviesen tan fortalecidas y que sirviesen como referencia en Latinoamérica.
Lélia González, intelectual negra brasileña, en la década de 1980, habló sobre la realidad de la exclusión de las mujeres en la sociedad brasileña, especialmente de las mujeres negras e indígenas. Fue precursora en la crítica sobre los diferentes caminos de la oposición de las mujeres al patriarcado, al demostrar así las historias de las mujeres negras e indígenas en Brasil, América Latina y el Caribe.
Lélia González construyó una categoría de análisis, la amefricanidad, para una comprensión más amplia de la experiencia negra en las Américas. Esto fue guiado por una cultura de reinterpretación en las Américas, a partir de matrices africanas.
Es un nuevo enfoque en la formación histórica y cultural, en el que los brasileños tienen sus orígenes en una América Africana, no con raíces exclusivamente europeas. Además, incorpora un intenso proceso de resistencia, adaptación y creación de nuevas formas vividas en las Américas.
El movimiento de mujeres negras sería hoy en Brasil, en sí mismo, un campo de acción discursivo, extenso y diverso, compuesto a su vez por varias vertientes. Todos estos avances se deben gracias a varias mujeres negras, al ofrecer herramientas concretas para la lucha interseccional contra el racismo, el sexismo y la pobreza. Y, a partir de este pensamiento, expandirse a distintas situaciones contra todo tipo de racismo y violencia, a favor del buen vivir.
Texto: Lizia Carvalho