Guerrero.- «Este centro es una reparación del estado mexicano a Inés Fernández, en cumplimiento de la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y para beneficio de las mujeres y la niñez Mépháá y Ñu’u Savi, señala la placa de bienvenida a la casa de los saberes Gúwa Kúma.
Inés una mujer me’phaa de 44 años siempre firme y con una sonrisa gentil da la bienvenida a todas las mujeres e infantes, explica que, el Centro Comunitario “Gúwa Kúma” o Casa de los Saberes, ubicada en Ayutla de Libres, en el estado de Guerrero, es un espacio para sanar las violencias que atraviesa a las mujeres y la niñez de las comunidades indígenas y afros de esta entidad.
En la entrada, un colorido mural de Inés y su hija adorna las paredes del edificio que anteriormente fue ocupada por distintas instituciones, hasta que, a mediados de marzo de este año, le fue entregada a Inés. Cuenta que le pintaron su retrato junto a su hija, hace trece años en 2010, cuando ganó una lucha ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorIDH) quien publicó una sentencia a su favor y en contra del Estado mexicano.
“El camino no ha sido fácil, pero se sigue luchando”, ha dicho en repetidas ocasiones, pues sólo para que la CorIDH aceptara su caso pasaron ocho años, de aquella sentencia a la fecha, han pasado otros treces años, en total 23 años y el Estado mexicano aún tiene pendientes con ella.
El 22 de marzo de 2002, cuando tenía 25 años, Inés fue víctima de abuso sexual a manos de elementos del Ejército mexicano. Durante el proceso de denuncia recuerda que tuvo que enfrentar a la discriminación por ser mujer me’phaa y no hablar el español. Tuvieron que pasar más de dos años para que su caso fuera admitida por la CorIDH y ochos años para que le dictaran una sentencia a su favor.
Las denuncias en México que se hacen por violencia sexual son muy pocas. De acuerdo con datos publicados por el INEGI a finales de 2020, los principales delitos cometidos en contra de las mujeres son los relacionados con el sexual (42,6%) y la violación (37,8%), sin embargo, pocos progresan debido al largo procesa, señalan distintas organizaciones.
Tras recorrer un largo camino, ahora, Inés Fernández acompañada de otras mujeres están al frente de la Casa de los Saberes o Centro Comunitario, la cual ayuda a sanar las distintas y múltiples violencias que atraviesan las mujeres indígenas y afros de esta región de Guerrero.
El centro comunitario también les facilita hospedaje a los infantes y adolescentes que vienen de distintas comunidades y que no tienen a donde ir mientras estudian.
“De trabajar en las casas y ser explotados, para luego dejar sus estudios, nosotras les damos hospedaje y alimentación, para que ellos se dediquen a sus estudios”, dicen las mujeres que ayudan en el centro Gúwa Kúma.
El espacio que en algún momento ocupó el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), cuenta con psicólogas y ofrecen capacitaciones en temas de género, derechos humanos, racismo, violencias múltiples y búsqueda de justicia en territorios indígenas y afros.
Aunque la casa de los saberes fue inaugurada en 2021, las autoridades entregaron a Inés el espacio hasta a mediados del mes de marzo del 2023, donde Inés estuvo acompañada por varias organizaciones de mujeres indígenas y afrodescendientes.
La batalla de Inés Fernández
En 2010, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorIDH) determinó la responsabilidad internacional del Estado mexicano, por la violación sexual cometida en perjuicio de Inés Fernández Ortega por parte de agentes militares, así como por la falta de investigación y sanción de los responsables.
Sin embargo, de la sentencia a la fecha a han pasado casi 13 años y no se han cumplido en su totalidad las medidas de reparación para Inés y su familia, por el contrario, hacen falta nueve de 16 de ellas.
Pese a la lentitud del Estado mexicano, Inés se mantiene con fuerza y acompañada de mujeres de diversas organizaciones continúa luchando, para exigir el cumplimiento del estado.
Apenas a inicios del mes de marzo, tras 21 años de exigencia, logró junto a sus abogados que el Tribunal Segundo de Distrito, en Guerrero, emitiera una sentencia condenatoria de 20 años de prisión en contra del militar Humberto García de León, por haberla torturado sexualmente.
En el caso de Inés estuvieron involucrados 11 militares, ella sólo pudo identificar a dos, uno que recientemente recibió la condena y el otro, Salvador Aguilar Otáñez fue asesinado mientras estaba en prisión.
“En México, el Gobierno no me quiso hacer justicia, al contrario, yo recibí muchas amenazas. Cuando estaba a punto de ir a una audiencia a la Comisión Interamericana, mi esposo Fortunato fue golpeado… mis hijos, en todos estos años, han sido hostigados, han crecido con miedo; a pesar de todo esto, yo he seguido luchando, porque quiero justicia”, dijo Inés tras la condena de Humberto García.
Pese a los logros de Inés y su familia, no han parado las amenazas, hostigamientos y persecuciones en su contra por personas desconocidas. Sin embargo, se mantienen firmes hasta lograr todas las medidas de reparación del Estado mexicano.
Texto: Juana García
Fotos: Malinalli Martínez