“Somos un solo pueblo en un mismo territorio”, clama la nación Wixarika en la renovación de sirios
Texto: Juana García
Fotos: Especiales
Jalisco. – “Los abuelos cuentan que ahí escarbaron y pusieron las velas o cirios de la vida, para fortalecer la línea y así proteger nuestro territorio”, dice Paulita Carrillo de San Andrés Cohamiata, una comunidad de la nación Wixárika, ubicado en la Sierra del estado de Jalisco.
“Somos un solo pueblo en un mismo territorio”, clamaron desde ‘Harumunitsie’ en el bosque de Ocotán, entre mara´akates, asistentes Wixárikas y Xatsitsarie.
En el mes de mayo, dos comunidades de la nación Wixárika, renovaron los cirios o velas en una de las mojoneras de la Sierra de Nayarit. “Fue un encuentro mágico, nuevamente nos vinculamos por la petición de nuestros abuelos, de nuestros ancestros en cada ceremonia con el canto de los mara´akates. Los sabios de nuestra comunidad pidieron seguir unidos y conjuntamente renovar los cirios en las mojoneras”.
Pasaron más de 60 años, para que volvieran a convivir las autoridades de San Andrés Cohamiata del estado de Jalisco y Guadalupe Ocotán del estado de Nayarit.
“Fue una convivencia muy especial, pero sobre todo para volver a retomar nuestros lazos como hermanos. Estuvimos ahí para fortalecer nuestros territorios y recordar las encomiendas de nuestros abuelos”, fueron las palabras de los asistentes, en medio de cantos, música y el fuego de las velas en el bosque de Guadalupe Ocotán, Nayarit.
Previo al encuentro, platican que no fue fácil, pues el Estado mexicano a través de programas federales y estatal dividieron a las familias, además de una resolución presidencial que les quitó la tercera parte de sus tierras. Sin embargo, el diálogo y sus lazos como nación Wixárika los llevó a celebrar la renovación de los cirios en una de las mojoneras.
La celebración estuvo a cargo de los mara´akates, llamados así a las personas que se comunican con las deidades. “Querían ir muchas personas, pero no tenemos vehículos para trasladarlos, así que sólo se llevó a los mara´akates y a las autoridades”.
Para el hermanamiento, el viaje duró unas 24 horas en vehículo. Paulita comenta que su abuelo le platicaba que antes, el recorrido duraba hasta dos días para reunirse luego eran meses para caminar y rodear su territorio, para poder renovar los cirios en las mojoneras.
En distintas comunidades indígenas, las mojoneras son usadas para delimitar el territorio, algunos usan piedras, concreto e incluso siembran árboles. En el territorio Wixárika están ubicadas en distintos puntos y en cada mojonera se dice que pusieron los cirios.
“Esos lugares fueron consagrados. Y ahora, en los cantos de los mara´akates, dicen que debemos de renovar esos cirios porque ya se acabaron, para fortalecer nuestros lazos y así poder cuidar nuestro territorio”, reitera Paulita, emocionada por el reconocimiento entre las autoridades y los sabios de la nación Wixárika.
Paulita recuerda que su abuela le contó que, durante la renovación de las velas de la vida, marcaron su territorio y lo dejaron encargado con las deidades para que les cuidaran todos los recursos naturales, incluyendo a las familias que ahí habitan.
Buscan reconocimiento de espacios sagrados en el Plan de Justicia Wixárika
Las mojoneras son importantes para distintos pueblos, por ello, el reconocimiento del estado mexicano es primordial para la nación Wixárika, con el fin de resguardar y garantizar el cuidado de esos espacios sagrados.
En este contexto, Paulita Carrillo quien forma parte de la autoridad agraria del pueblo San Andrés Cohamiata, explica que la recuperación de los espacios sagrados es parte del Plan de Justicia Wixárika, el cual inició en el mes de abril del año 2022 en los estados del Norte de México.
San Andrés Cohamiata es una de las comunidades del estado de Jalisco que le fue despojado más de la tercera parte de sus tierras. En este contexto, esta zona norte del país decenas de familias fueron desplazadas y sus tierras saqueadas sin que hasta el momento se recuperen y se reparen los daños históricos.
“Aunque nuestros lugares sagrados son los que nos unen, todavía sigue la conquista espiritual y muchos factores más, como los partidos políticos que nos siguen dividiendo”, señalan las autoridades agrarias.
Los abuelos les han narrado a los pobladores que, los primeros saqueos fueron durante la conquista española y ya en el poder, los obligaron a pelear para poder darles pedazos de tierra, lo que le llamaron títulos virreinales. Después de la independencia de México, el Estado mexicano nuevamente repartió los terrenos reduciéndose a casi una tercera parte con la resolución presidencial de 1965.
“No se trata de que nuevamente Guadalupe Ocotlán pertenezca a San Andrés como antes, porque ya nos dividieron, ya los apartaron, pero pues entre todos dialogamos y fuimos muy claros de que vamos a seguir unidos espiritualmente y como hermanos vamos a tener una convivencia estrecha. Y de eso se trata, de que haya unión entre nosotros”, precisaron sobre la celebración de la renovación de los sirios en el mes de mayo.
Ante la falta de reconocimiento a estos a los espacios sagrados, muchos siguen siendo saqueados, afirman las autoridades.
Las familias de las comunidades de la nación Wixárika se dedican a la ganadería, la agricultura para la autosuficiencia alimentaria, aunque la mayoría son maestros artesanos.