«El sueño es una memoria colectiva que está en el subconsciente que se comparte de generación en generación”.
ESTADO DE MÉXICO. – Cinco elementos se repiten en los sueños colectivos del pueblo Mazahua, en el Estado de México. Comprender cada uno de ellos, es parte de la investigación de Vanessa Longino, gestora intercultural con especialidad en comunicación.
Durante un Seminario de Epistemologías Andinas y Mesoamericanas realizado en la UNAM, en el mes de noviembre, la joven mazahua del pueblo de Chichilpa, explicó que pueden existir algunas variantes en los elementos que predomina en los sueños y con ello, puede variar su interpretación. Los elementos que comúnmente aparecen en estos sueños colectivos son: hongos, ríos, papas, dientes y el maíz.
«Soñar con la iglesia, una boda, leña o capulines pueden ser variantes de interpretar la enfermedad e incluso la muerte», comenta, en su asombro cuando llevó a cabo su trabajo de tesis, la cual partió en identificar cómo los sueños son una forma de hacer comunidad y un medio de comunicación significativo y de vinculación, para las familias e incluso para el pueblo.
«Dependiendo del sueño, una persona enferma puede llegar o no a recuperarse y eso hace un vínculo en la comunidad que van platicando lo que soñaron en relación a la enfermedad y se empieza a distinguir unos sueños de otros y algunos se relacionan», explica la investigadora.
En una comunidad, las personas aprovechan para platicar sus sueños cuando acuden al molino, cuando se encuentran en la calle y en otros espacios, para platicar e intercambiar lo que soñaron, y así, se va conformando el vínculo uno con el otro.
Para su investigación, Vanessa visitó a diez mujeres que tenían en común su etapa de vida, más de 40 años, quienes participaron mediante entrevistas y dibujos. En el registro de sus sueños, una de ellas coincidió con las otras. Contó que había soñado papas, escarbaba con su azadón un hoyo y ahí enterraba maíz, pero de repente venía el agua y se llevaba todo, el maíz y la tierra.
Distintos estudios antropológicos señalan que, dentro de la cosmovisión Mazahua, el agua es muy importante porque representa un vínculo con los nueve niveles del inframundo mazahua y la tierra.
Longino, explicó que hay un texto que se llama “El Primer Sembrador Mazahua”, en donde el hombre mazahua y la tierra hacen un trato, ya que el primer hombre no conseguía sembrar y proveerse de alimentos, entonces la tierra se comunicó con él y le dijo: para que este pudiera sembrar al morir, la tierra tendría que tragarlo. Con ello se hacen presente en el texto, las interpretaciones de la relación con la tierra y la muerte.
«El sueño genera un diálogo muy importante porque una persona que soñó va y le dice a otra persona, la conversación se va haciendo más grande, en ella intercambian el conocimiento sobre el sueño, las experiencias de cada persona, además se presenta un diálogo interno y se van vinculando los sueños en lo colectivo de aquello que está en el inconsciente colectivo y en lo personal».
La investigadora explica que los resultados de su trabajo, se tituló «Sueños en Mazahua: Premoniciones acerca de la muerte en 10 mujeres de la comunidad de Chichilpa, San Felipe del Progreso», el cual se realizó durante dos años con mujeres de 40 años en adelante, al considerar que son más conscientes de los conocimientos de la comunidad, «los hombres y mujeres sueñan, también se pudieron obtener datos de hombres que van compartiendo su vivencia a raíz de lo soñado».
En las fotografías compartidas por Vanessa Longino para NOTIMIA, se puede apreciar cómo en cada dibujo se presentan y se repiten los elementos mencionados, a pesar de que cada mujer fue entrevistada de manera particular.
Antes de concluir, la investigadora dijo que es necesario recordar que los conocimientos se encuentran de manera personal, pero tienen sentido en lo colectivo y por ello se debe evitar usar la cultura con fines económicos, políticos y sociales que solo folclórizan y la posicionan como una moda, “incluso ya hay personajes que se autodenominan como mazahuas, pero no hay en realidad esa valorización del sentido de nuestra cosmovisión, sino que lo usan para fines individuales».
Dejó ver que la propia comunidad ya lo está normalizando, «se debe tomar en cuenta que la cultura no es un juego y se debe utilizar para los fines que permitan su permanencia en los lugares de origen».
Texto: Gisela Hernández Muñoz