Parte 3: Defender la afroafectividad

Después de estos tres días de aprendizaje las mujeres compartieron lo que se llevaban a sus territorios:

Son muchas cosa las que me llevo, pero destaco la importancia de construir y defender desde el afroafecto. Construir y defender nuestra afroafectividad desde el género racializado, desde la identidad diversa y desde esta gran oportunidad de nombrarnos y de reconocernos desde distintos espacios. 

Hay una formación pedagógica muy amplia y que es esencial para que cualquiera de nosotras que egresa de este programa podamos desempeñar o aplicar los conocimientos adquiridos, ya sea en nuestros propios proyectos o articulándonos con otras, lo más destacable es la afroafectividad, porque sin emociones no puede haber evoluciones. 

Nuestros dolores también nos interconectan, nuestras luchas y ganas de unir esfuerzos en lo que nosotras trabajamos, de cambiar las estructuras que nos formaron. El afroafecto como una forma de luchar activamente, como una posibilidad de abrir el diálogo, como una oportunidad de mirarnos sensiblemente humana y de una forma bien digna. Reconocernos afectivamente también es parte de nuestra justicia reparativa y es parte de resarcir los daños históricos que nos ha dejado el racismo estructural.

Me llevo bastante aprendizaje numérico, que es algo que le falta bastante a mi país, como los censos, encuestas, al igual que otros países. Me llevo mucha iniciativa de querer realizar un cambio y dar propuestas a mis contactos en mi país . Quiero seguir fortaleciendo esta red internacional, para que sea más grande y esté integrada por más países. 

Me llevo la manitud, porque nos unimos como hermanas afrodescendientes. Me llevo grandes aprendizajes, otras perspectivas sobre lo que yo creía, me voy muy motivada.

Me llevo el conocimiento que estamos dando a través de la lectura, la reflexión y de la crítica constructiva que nos permite entender la situación actual de nuestra población afrodescendiente.

Me llevo la experiencia y la fuerza de cada una de las compañeras, porque a pesar de pertenecer a diferentes territorios nuestras maneras de trabajar son similares.Complemente mi realidad con la de otras.

Me llevo nuevas ideas y estrategias que ha aplicado el pueblo afromexicano en el estudio de la situación actual de los afrodescendientes y que puede ser replicado en Costa Rica para que se conozca de forma inmediata la realidad de nuestros pueblos y con esto poder trabajar en soluciones  efectivas y pertinentes para tratar diversas problemáticas en torno a las brechas  que vive actualmente el pueblo afrodescendiente.

Me llevo experiencia y conocimientos para compartir en las comunidades afrodescendientes, me convierto en la portavoz de mi territorio.

Me llevo un mayor conocimientos sobre cada uno de los temas que compartiré con mi familia, amigos, conocidos y sociedad en general, para que conozcan que las mujeres afrodescendientes somos parte de la historia, porque debemos poner a conciencia nuestros pasados. 

Me llevo inspiración para abrir camino y contagiar a mi comunidad para que reconozca su origen africano. Me llevo el amor y la inspiración para trabajar en mi territorio.

Una gran satisfacción e inspiración, agradezco a las pioneras y organizadores y a todos los que han contribuido para que esta cátedra se haga realidad.

Finalmente les preguntamos ¿Qué pasa cuando las mujeres afros se reúnen? y ellas compartieron:

Se sanan muchas cosas, al reunirnos tenemos la posibilidad de ir curando lo que parece incurable, de narrar lo que parece inenarrable, cuando nos juntamos hay una necesidad de nombrarnos y esa necesidad de nombrarnos es una respuesta política sumamente confrontativa, porque en todos los espacios y en nuestra vivencia ha sido marcada por este rechazo hacia nuestros cuerpos e ideas y a las posibilidades que hemos tenido de reconocernos con dignidad y con orgullo. Hay un reconocimiento de todo lo que nos falta ir repensando y construir desde una política colectiva y continua. Salimos un poco consternadas porque nos sorprendemos de vernos en las otras, nos juntamos para saber que existimos y que estuvimos ahí siempre, solo que no habíamos coincidido. Nos reunimos para cuestionarnos, para preguntarnos por la otra y con la otra. Si no nos reunieramos no habría forma de reformular, replantear y de pensar en cómo la lucha si es colectiva. La afros nos reunimos para reafirmar que tenemos una duda metódica ante una estructura histórica que insiste en quitarnos de los espacios. Nos reunimos para no soltar los espacios. 

Una explosion, es como una bomba, porque todas tienen muchas ideas sobre cómo ayudar a su comunidad, como hacerse escuchar, como pueden incomodar a los que no les gusta escucharnos. Esas formas diferentes de pensar se unen y forman algo grande que vale la pena presenciar. Al estar en un espacio seguro podemos ser nosotras mismas, en donde nadie nos va a juzgar, nos mostramos como somos sin ser etiquetadas ni caer en los estereotipos de belleza. Pasamos cosas similares y aun así tenemos tanto que contarnos. Salen ideas y proyectos grandiosos. Nunca me había sentido tan cómoda, es una de las experiencias más bonitas que he tenido. El último día pude soltar mi cabello, después de dos años de traerlo natural y me sentí super cómoda y eso pasa cuando una está en un espacio seguro con otras mujeres afros, un espacio de confianza. Un espacio de muchas ideas y mujeres dispuestas a incomodar con tal de hacerse valer a ellas mismas y a sus derechos.

Sucede magia, aunque suene un poco romántico. Pero el tema de la afrodescendencia nos permea y muchas veces nos damos cuenta que somos mujeres afromexicanas, afrodescendientes y afro indígenas a partir de cómo nos miran los otros, y esa mirada es desde una jerarquía, desde el racismo, desde una posición que te hace completamente vulnerable, entonces el sabernos y reconocernos y no estar como víctimas, al contrario reivindicarnos como mujeres negras, afrodescendientes hace que suceda magia, porque la reivindicación hace que una se empodere y este empoderamiento de mujeres es maravilloso. Las historias de discriminación y racismo que cada una vive son profundamente dolorosas, pero cuando nos reunimos logramos transformarlas y reivindicarlas; por eso pasa que nos inspiramos y se hace un cumulo de conocimiento, de experiencias transformadoras que nos cambian a nosotras y en esa transformacion también llega y transformar a las comunidades. Lo que sucede es que nos ponemos a pensar, a reflexionar desde nuestro sentir y que muchas veces en la academia eso no es tan importante, pero para nosotras si lo es. Entonces en esta cátedra la parte académica, más la reflexión, el análisis y el sentimiento, se vuelve un aprendizaje muy conmovedor y catártico que nos ayuda a transformar nuestras realidades, nuestro primer territorio que es el cuerpo y nuestro segundo territorio que es el lugar en el que vivimos. 

Es como una explosion, una energía que pone en primer término nuestra identidad, en donde sientes paz, fraternidad y al mismo tiempo felicidad y una capacidad de lucha que te motiva y te inspira a lograr la transformación social desde la comunidad más pequeña, hasta la más compleja, es un conocimiento ancestral, es un ambiente de total fraternidad, es sentirte para siempre acompañada de esas mujeres que son un verdadero ejemplo de resiliencia. 

Es poder, es una explision con mucha fuerza, de conocimiento, revelación, rebeldía, pero no en el aspecto negativo que la gente quiere hacernos creer “que somos estas mujeres molestas que simplemente quieren gritar”, sino que somo mujeres cansadas y con ganas de aprender, de que se nos tome en cuenta y que se nos respete, al crear esta unión realizamos bastante visibilidad dentro y fuera de México, por eso para mi es algo sumamente poderoso.

Somo una bomba, una explosion, tenía unas ganas inmensas de compartir con otras mujeres negras, porque creo que cualquier mujer unida puede lograr grandes cosas, ya que como mujeres negras vivimos muchas problemáticas y al compartirlas de manera individual ayuda a que de manera colectiva se visibilice su inmensidad. 

Cuando nos reunimos creamos magia, por el hecho de sentirnos entre mujeres, en un espacio íntimo y suficiente; creamos ubuntus. Además se crean lazos, fuerzas, saberes, algo que deslumbra. Nos construimos, reconstruimos y nos decolonizamos.

Se fortalecen los lazos, se fomenta el empoderamiento, se promueve la sororidad, se discuten temas de nivel mundial desde una perspectiva informada, profesional y sobre todo justa, buscando la equidad en todos los espacios.

Autora: Daniela López Carreto, activista afrofeminista